Había que echarle una manito al garage, había que convertir ese purgatorio de cachureos en un lugar con buena vibra. Había que darle una mejor casa a nuestro vino así que nos propusimos remodelar. Fuera los trastos viejos y manos a la obra!
Una inversión modesta, que va! el buen vino no depende de
un gran esfuerzo económico sino de una ambición por la calidad y una pasión por
el producto.
Como nos gusta y fieles a nuestro “primer mandamiento”
hicimos todo nosotros, sin maestros ni arquitectos, y obviamente sin permisos.
Empezamos buscándole destino a los trastos viejos para seguir pensando en una
lógica útil mientras trabajábamos, así como el matador empieza a templar al
toro desde su primera embestida, proyectando su faena pase tras pase, nosotros
nos ilusionábamos con el futuro del lugar tras cada arreglo que hacíamos.
Nuestro norte es el sur. Duelas de roble (una hermosa historia cuentan estas tablas que estuvieron sumergidas en vino tinto aportando su noble aroma hasta que cumplieron su ciclo y fueron condenadas a la basura) que a puro brazo y serrucho reciclamos hasta hacerlas tejuelas. Con ellas vestimos por fuera el garage inspirados en las casas chilotas.
Separamos aguas, un patio de maniobras para recibir uvas,
materiales y hacer la vendimia (despalillado - zaranda) y otro para el
prensado.
Trajimos piedrecilla de Isla Negra para el patio que rodea
el garage. Ahora para llegar a los vinos
hay que caminar por la playa, la arena canta nuestras pisadas y de noche
ilumina el camino.
Adentro tanto no se hizo, se desmanteló la sección
bártulos con lo que hubo ganancia de metraje, se reubicó la sección taller y
herramientas, se dio una mano de pintura y se mejoró la iluminación. Este
ordenamiento territorial favoreció a las barricas, que después de años a la
intemperie se estacionan bajo techo guarecidas del frío y del calor; lo mismo con las cubas-huevo. Hasta lugar
para el vino embotellado en guarda quedó.
La segunda etapa pasa por construir, queremos crecer
con un mejor lugar para las botellas
(todas), para degustar, para juntarse, queremos una chimenea, baño, etc.,
esperamos contar con garage-casa-club-clandestino antes que termine el 2014.
Pero sigue siendo un garage y
su historia la heredaron los vinos, heredaron también calma, paciencia y la fe
de un carbonero. Ahora con un poco de suerte lograremos completar la ecuación.
Hola Javiera, me parece excelente que hagan vino casero, chapado a la antigua, me pregunto ¿Cómo era el vino que tomaba Jesús Cristo? ¿Muchos se preguntan si Jesús era vegetariano? Debe ser un vino distinto, sin aditivos, y orgánico no es así? Con más presencia de polifenoles y antioxidantes, no te parece? Saludos Atentos, Beltrán Molina Cazorla, Gracias.
ResponderEliminarHola Beltrán, hacemos vino casero usando técnicas ancestrales sumándole ciencia actual, eso nos permite tener un producto agradable y estable en el tiempo.
ResponderEliminarEn los tiempos de Jesús no se conocían los procesos bioquímicos que convierten el jugo de uva en vino, por ello la elaboración revestía un carácter medio místico, mítico. De seguro el vino no duraba sano mucho tiempo en las vasijas por lo que se disfrutaba mucho más cuando estaba joven (apenas terminada la vendimia) y mucho menos cuando estaba viejo (antes de empezar la siguiente vendimia) ya evolucionado en mayor o menor medida hacia vinagre. Seguro era un vino sin pesticidas, libre de aditivos difícil.
Jesús vegetariano? quizá, si lo hubiera sido habría multiplicado panes solamente y no panes y pescado, yo creo.
Más polifenoles y antioxidantes? quizá, las cantidades de ellos en el vino es función de la uva y su manejo en la vinificación. Las variedades de uva vinífera del oriente medio no son de las más ricas en esos compuestos asi que no creo que ese vino haya sido más rico en taninos que los actuales Cabernet por ejemplo.
Saludos!